Identidad digital: ¿quiénes somos en la red?
Identidad digital: ¿quiénes somos en la red?
La capacidad de demostrar que eres quien dices ser es una pieza
fundamental del desarrollo económico y social, porque nos permite
acceder a servicios públicos y privados básicos, como salud, educación,
servicios financieros.
La identidad digital es la versión online de la identidad física de una
persona, su representación digital. Esta traslación implica no pocas
complejidades: la distancia temporal y física entre usuarios y
proveedores supone la aparición de amenazas y oportunidades inéditas en
el plano físico.
Al final nuestra identidad digital es un conjunto de
atributos, que en el entorno online (a diferencia del físico) se pueden
desagregar y combinar en contextos diferentes, y con distintos niveles
de fiabilidad: el uso de una identidad validada por un gobierno nos
permite realizar transacciones más seguras que las que nos permite
nuestra identidad de Facebook, que utilizamos para relacionarnos con
nuestros amigos.
Una identidad digital necesita de un proveedor que dé fe de la misma y, a
falta de uno universalmente aceptado, este rol lo desempeñan
actualmente los gobiernos, del mismo modo que en el mundo físico,
generando identidades nacionales para acceder a servicios públicos
online, y las empresas, que convierten a los individuos en usuarios
autorizados de sus sistemas cerrados.
Entre los retos está el de la ciberseguridad, que se está convirtiendo
en una fuente de preocupación creciente para empresas y gobiernos. La
gestión de identidades está sujeta a amenazas como el robo de datos, la
pérdida o descifrado de contraseñas, o suplantaciones.
Bibliografía